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Voluntariado y caridad en Fuenlabrada: La Casita, comedor social local desde hace 20 años

La Casita es un comedor social de Fuenlabrada. En él trabaja un voluntariado sin ánimo de lucro entre los lunes y los viernes. Fue fundado por el padre Antonio Quintana junto con cuatro fuenlabreñas. En diciembre, cumplirá 22 años ya desde su apertura, entonces, en la calle de la Lechuga. Llevan 19 años en su posición actual, el nº 20 de calle Constitución, y desde hace cuatro años es una asociación.

 

Hoy en día, La Casita atiende a unas 47 personas. Predominan los varones en este grupo, pues solo dos mujeres acuden al comedor. La media de edad de los asistentes es de 45 años. Otro dato demográfico curioso es que la mayoría de los asistentes son de nacionalidad española. Según cuenta Maite Galdón, voluntaria del local, antes del pasado diciembre había muchas personas de nacionalidad extranjera, pero han retornado a sus países de procedencia al no encontrar aquí trabajo.

 

¿Qué ofrecen?

 

La Casita sirve desayunos y comidas de lunes a viernes en su comedor, y da alimentos para que puedan cenar. Aparte de dar comida, tienen unos baños en los que los asistentes pueden darse dos duchas semanales: los martes y los jueves.

 

¿Cómo trabajan?

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La Casita ofrece desayunos y comidas de lunes a viernes en su comedor y da alimentos para que puedan cenar. Consiguen los alimentos gracias a la Operación Kilo que se lleva a cabo todas las navidades en los colegios de Fuenlabrada. Además, también cuentan con pequeñas donaciones.

 

Su labor se basa en una estricta estrechez financiera. A pesar de tener la despensa llena de alimentos imperecederos, Galdón indica que no tienen dinero para comprar otros productos necesarios, como salsa de tomate por ejemplo. El trabajo en este comedor es voluntario, nadie cobra por ello. Y el local es gratuito: una mujer/pareja les permitió instalarse allí sin cobrarles el alquiler, mientras el comedor permanezca activo.

 

Se constituyeron oficialmente como una asociación hace pocos años. Desde entonces, pueden obtener ciertas ayudas con las que antes no podían contar, como recibir subvenciones por parte del ayuntamiento. Gracias a esto pudieron realizar recientemente unas obras. Mientras que el ayuntamiento les financió la reforma del almacén, La Caixa se encargó de la reforma de la cocina y los baños.

 

Complicaciones que han tenido

 

Al principio, entre la gente que visitaba La Casita había personas conflictivas, envueltas en el mundo del alcohol y las drogas. Esto es algo que con el tiempo ha ido cambiando radicalmente. Con la crisis, La Casita está ofreciendo ayuda a familias necesitadas, gente que se encuentra en paro u otra situación económica suficientemente difícil como para poder alimentarse.

 

Desde que no hay personas conflictivas en este comedor, no han tenido problemas serios. Una de las mayores dificultades que tienen hoy en día, de hecho, tiene que ver más con las ausencias que con las personas presentes: hay ciudadanos de Fuenlabrada que, a pesar de no poder permitirse comida, no van a La Casita por vergüenza. Tanto estas personas como aquellas que sí están allí frecuentemente son muy cautas con mantener su anonimato, no quieren sufrir un estigma social por su situación.

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Realizado por: Enrique Gil, Álvaro González, Cristina Nieto y Gema López, estudiantes de periodismo y comunicación audiovisual de la UC3M

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